jueves, 30 de octubre de 2008
La censura
Semejanzas y Diferencias.
El movimiento cultural de la generación de 1940 que vería su mayor actividad durante la gestación del peronismo se convirtió en un fiel reflejo de aspectos sociales y políticos de la época. La Revolución Estética impulsada por el grupo Florida y el grupo Boedo pudo desarrollar tal actividad en coordinación con los cambios de la época y la irrupción de nuevas ideas-fuerzas e impactantes vanguardias artísticas. ¿Y en qué se relacionan con el arte callejero? La mayor semejanza que podemos establecer es que el arte callejero es también un fiel reflejo de nuestra sociedad; El mundo contemporáneo es frío e indiferente, la economía de mercado, el neoliberalismo, el consumo en su máxima expresión, el interés particular por sobre todas las cosas y las nuevas motivaciones sociales que distan de parecerse a las de 1940, actúan generando un desencuentro colectivo y servido para el control del poder económico imperante. Todo esto no quiere decir que el arte callejero se encuadra dentro de las motivaciones del mercado. Todo lo contrario, constituye una expresión alternativa que encuentra el mejor medio de llegar a la sociedad: la calle.
Una de las características que mayor identifica al street art es el anonimato de las obras, distinta es la situación de los pintores que valen por sus exposiciones y su autoría. Pero no es que las motivaciones de las dos épocas sean muy diferentes. La denuncia social era encarnada en las pinturas de Raquel Forner, Lino spilimbergo, Enrique Policastro, y la realidad era plasmada singularmente y estéticamente por artistas como Quinquela Martin, Aquiles Badi o Molina Campos. Hoy el arte callejero funciona también como expresión de la realidad, en un movimiento juvenil que se expresa alternativamente en todas las urbes del mundo, el anonimato cobra especial valor por el carácter trasgresor de la actividad y la singular significación de una pared pintada queriéndonos contar algo cada vez que pasamos por ahí.
miércoles, 29 de octubre de 2008
Grupo Florida y la Revista Martín Fierron hacia los años 30
Entre los representantes artísticos que se encolumnaban en el movimiento generacional al que alude Juan Wally en el formidable trabajo "Generación Argentina de 1940: Grandeza y Frustración" (http://generacionargentina1940.blogspot.com/2008/04/generacin-argentina-de-1940-grandeza-y.html) encontramos pertenecientes al Grupo Florida a Aquiles Badi, Hector Basaldúa, Lino Spilimbergo, Horacio Butler y Raquel Forner.
El arte urbano y lo ilegal: ¿vandalismo?
" . . . La contaminación visual de la Ciudad de Buenos Aires
alcanzó niveles que podrían considerarse graves, a pesar de no contar con
indicadores que permitan un análisis más objetivo. Salvando esta limitación, es
elocuente el grado de deterioro del espacio público, siendo la publicidad
descontrolada en vía pública una de sus causas, asociada a otros elementos, como
son la suciedad, el deterioro del mobiliario urbano y de las calles y veredas.
Hasta hace unos 30 años, el espacio público era preservado, entre otras formas,
estableciendo reglas urbanas, por ejemplo para el cuidado de los frentes a
través de ordenanzas que rezaban: “Prohibido fijar carteles” y que eran
respetadas en su gran mayoría. Con el auge de la política primero y la fuerte irrupción del mercado después, los
frentes se transformaron en soporte físico de la publicidad, ya sea de partidos
políticos, grafittis o de empresas, perdiendo su jerarquía
intrínseca, ya sea que los frentes tuvieran valor arquitectónico, histórico,
cultural, educativo, etc. Lo que se produjo fue una desmaterialización de los
frentes, que espacialmente funcionan, junto con el pavimento y las veredas, como
los elementos que conforman un espacio (estructura urbana).
La
calidad de los distintos elementos es lo que determina la existencia de
un “lugar”. Y no solo de un lugar, sino de su calidad. La arquitectura y la
historia, los árboles, y la cultura quedan tapados por carteles publicitarios y pintadas, ya no podemos hablar de lugar por que
hemos perdido los parámetros para clasificarlo. Dejó de ser espacio público para
transformarse en tierra de nadie, se destruyó el contrato
social.
La degradación del espacio conlleva la degradación de conductas y viceversa, no es arriesgado
asociar el aumento de los hechos de violencia
con el deterioro del espacio público, van de la mano, por lo tanto, no se plantea la contaminación
visual como un tema meramente estético, ya que es precisamente en el espacio
público donde se encuentra la ciudadanía para establecer sus relaciones
sociales, no se establecen relaciones sociales ricas en espacios
degradados. Jerarquizar el espacio público es
respetar y respetarnos como ciudadanos . . ." (Comisión Física, http://www.buenosaires.gov.ar/areas/buenosaires2010/consejo/actividades/comisiones/fisica/2003/23-24-sept03/CONSOLIDADO%20FISICA%20.doc)
Policastro y el realismo social.
martes, 28 de octubre de 2008
Contenido reivindicativo y expresión alternativa
El mensaje original de esta campaña, inexistente, se erigió haciendo referencia a sí mismo, sin otro significado más que el mismo medio. Sin embargo, desde mediados de los noventa ha sido una de la imágenes de cultura urbana más veces reproducida y parodiada por otros artistas y el artista responsable de esta campaña ha creado una potente empresa de merchandising con esta imagen. Se ha parafraseado a manera de homenaje y otras como ironía, pero ha servido como base importante para el desarrollo del arte callejero en todas las capitales del mundo.
Quinquela Martín y el cambio de época.
A los 14 años comenzó a trabajar en la carbonería de su padrastro mientras concurría a una modesta academia nocturna de dibujo del barrio de la Boca. Tras abandonar sus estudios primarios, ingresó a una academia de su barrio donde realizó cursos de pintura y comenzó a hacer retratos para la gente del barrio hasta decidir dedicarse a pintar temas portuarios.
Comenzó con sus exposiciones de arte en 1918 y en 1920 obtuvo el Segundo Premio del Salón Nacional.
Fue elegido para que decorara la escuela-museo Pedro de Mendoza en el barrio de La Boca, y asumió distintos encargos para el Ministerio de Obras Públicas, como la decoración de un mural del ferrocarril suburbano de Buenos Aires. Durante su carrera realizó exposiciones en Río de Janeiro, Madrid, París, Nueva York y La Habana.
¿Qué significan sus obras? Sus pinturas de escenas portuarias reflejan una fuerte expresión de actividad, de vigor y de aspereza como muestra de la vida en la zona de la Boca. También pintó numerosos murales y cerámicas de grandes dimensiones en edificios públicos, oficiales y en instituciones privadas. En 1938 inauguró el Museo de Bellas Artes de la Boca en el mismo edificio donde tenía su taller y su vivienda.
Quinquela Martín se convirtió en filántropo, donando al barrio y a la ciudad una serie de obras.
Fue el pintor del Riachuelo por excelencia, y uno de los más populares pintores argentinos. Su obra figura en los mejores museos de arte de Europa y América y ha sido uno de los fundadores de la pintura con motivos de nuestra ciudad.
sábado, 25 de octubre de 2008
El arte en la calle.-
El arte callejero funciona en la actualidad como suprema expresión de la cultura urbana. Es una manifestación estética que creció de manera silenciosa, que ocupa un lugar material y genera sentimientos encontrados entre los habitantes de cualquier ciudad, quienes al mismo tiempo quieren sus paredes limpias, pero admiran la belleza de algunas pintadas.
Las manifestaciones artísticas novedosas gozaron desde siempre de numerosos adeptos pero también de gran cantidad de detractores, y los ejemplos de esta ambigüedad son por demás elocuentes y numerosos en la música, la pintura, la escultura y el arte en general.
Habría que establecer qué se entiende por arte, aunque éste punto de vista puede ser discutible, porque lo que hoy ocupa una vanguardia que rompe con los estereotipos artisticos mañana es algo subestimado.
Si de manisfestaciones artísticas únicas hablamos tenemos que decir que el arte callejero es una de ellas. La rebeldía y el vandalismo aparentan distantes de la expresión culural, pero en los grafittis, stencils y murales callejeros encontramos la conjunción con la expresion artistica. Para quienes ejercen este manifestación urbana no se trata de ensuciar la ciudad sino de embellezer las paredes y significar al mismo tiempo.
La expresión callejera es un comportamiento social, político, artístico, plástico y creativo, en el que se intentan plasmar mensajes a veces claros y a veces no tanto. Estos mensajes se convierten en el espiritu de la urbe, y aunque su práctica no es popular, su exposición si, y eso es lo que distingue a la cultura callejera. Las pintadas dicen y no dicen pero están ahí hasta que alguien decida quitarlas, permaneciendo, intransigentes y espectantes, comunicando.
El arte urbano está presente de manera silenciosa y anónima dentro las grandes urbes del mundo y si bien muchas veces la población les muestra indiferencia, en el fondo es un arte que genera amores, odios, admiraciónes y aberraciónes . . . como todo arte.-
Molina Campos, la significación del gaucho.
Ahora bien, detengámonos en su primera exposición, allá por 1926, La Sociedad Rural acogió con beneplácito su obra con elogios del entonces Presidente Alvear, por fin hubo alguien con gusto, de manera cómica y hasta de una forma exótica representando al peón rural, al paisano dócil y laborioso.
Pero lo que implícitamente saco a relucir Molina Campos fue al Gaucho Argentino, el originario de José Hernández, aquel "matrero" que se imponía con rudeza a la civilización. Aunque el gaucho entonces era visto sólo por algunas voces como representante del ser nacional, cuestión tremenda para la elite porteña de aires europeos y "civilizadores".
La tema es entonces ¿Por qué Molina Campos pudo trascender tanto en el arte argentino? ¿Por qué no se ejerció la censura implícita desde los altos cargos del poder? Más allá de que fue un excelente pintor, la jerarquía social no miraba al gaucho de Molina Campos como si había mirado al de José Hernández. El gaucho en le época pos Irigoyen y en el camino del país al proceso de sustitución de importaciones significaba un representante de honor, de hospitalidad, de la humildad y la modestia. El gaucho había dejado de ser aquel rebelde que amenazaba con imponerse en la sociedad civil para no acatar las órdenes. Ese lugar lo ocuparía el obrero de la urbe, aquel que saldría a la calle durante la época peronista.